La sarcoidosis es una enfermedad inflamatoria crónica que puede afectar a cualquier órgano del cuerpo, pero más comúnmente afecta los pulmones y los ganglios linfáticos. Se caracteriza por la formación de granulomas, que son acumulaciones de células inmunitarias, en diferentes partes del cuerpo.

Aunque la causa exacta de la sarcoidosis no se comprende completamente, se cree que es el resultado de una respuesta inmunitaria anormal a un estímulo desconocido en personas genéticamente susceptibles. Puede afectar a personas de todas las edades y razas, pero es más común entre adultos jóvenes, especialmente mujeres y personas de ascendencia africana o afrodescendiente.

Los síntomas de la sarcoidosis pueden variar ampliamente dependiendo de los órganos afectados. En algunos casos, la enfermedad puede ser asintomática y solo detectarse mediante pruebas médicas de rutina. Sin embargo, los síntomas comunes incluyen fatiga, dificultad para respirar, tos, dolor en las articulaciones, erupciones cutáneas y agrandamiento de los ganglios linfáticos.

El diagnóstico de la sarcoidosis puede ser complicado, ya que los síntomas pueden imitar otras enfermedades y no hay una prueba específica para confirmarla. Los médicos generalmente hacen el diagnóstico mediante una combinación de historia clínica, examen físico, pruebas de laboratorio y pruebas de imagen, como radiografías o tomografías computarizadas.

El tratamiento de la sarcoidosis depende de la gravedad de los síntomas y de qué órganos estén afectados. En muchos casos, la enfermedad puede mejorar por sí sola sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, en casos más graves, se pueden recetar corticosteroides u otros medicamentos inmunosupresores para reducir la inflamación y controlar los síntomas. En algunos casos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para tratar complicaciones específicas de la enfermedad.

Aunque la mayoría de las personas con sarcoidosis tienen una esperanza de vida normal, la enfermedad puede provocar complicaciones graves en algunos casos, como insuficiencia pulmonar, enfermedad cardíaca o problemas oculares. Es importante que las personas con sarcoidosis reciban un seguimiento médico regular para controlar su enfermedad y prevenir complicaciones.