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El mito de Eros y Psique; “El amor es ciego”

VIDA Y ESTILO

12-04-2023


Foto: Web

Foto: Web

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 12-04-2023 15:36:14 PDT

El mito de Eros y Psique narra la lucha por el amor y la confianza entre Eros (o Cupido) y la princesa Psique

En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también destruir. La palabra “psyche” puede ser traducida como «vida» y como «alma».

 

Cuenta el mito que hace mucho tiempo existió un rey que tenían tres hijas. La menor, Psique, de tan deslumbrante belleza que era adorada por los humanos como una reencarnación de la diosa Afrodita.  La diosa, celosa de la belleza de la mortal Psique, pues los hombres estaban abandonando sus altares para adorar en su lugar a una simple mujer, ordenó a su hijo Eros que intercediera para hacer que la joven se enamorase del hombre más horrendo y vil que pudiera existir.

 

Por su parte, la belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban de mil maneras, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Los preocupados padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el destino a su hija. El Oráculo predijo que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su destino, y sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña, donde la abandonaron en llanto para enfrentar a una muerte segura.

 

Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.

 

Así fueron las cosas a lo largo de las siguientes semanas. Durante el día Psique permanecía sola en palacio y por la noche su marido se reunía con ella y eran muy felices. Pero un día Psique sintió añoranza de su familia y rogó a su esposo que le dejará ir a visitarlos. Celosas por la felicidad que reflejaba, sus hermanas la convencieron de que mirara el rostro de su esposo y crearon un plan: Psique debía ocultar una lámpara y durante la noche, mientras él dormía, prenderla para así ver su rostro.

 

Y así lo hizo. Psique volvió al palacio en el que vivía con Eros y siguiendo el plan de sus hermanas descubrió que su marido era un joven de gran belleza. Emocionada por el descubrimiento le tembló la mano que sostenía la lámpara, dejando caer una gota de aceite hirviendo sobre su amado.
Al sentirse abrasado Eros despertó y, cumpliendo su amenaza, huyó en el acto para no volver jamás.

 

Sola y desamparada, Psique se dedicó a errar por el mundo perseguida por la cólera de Afrodita que seguía indignada ante tanta belleza. Ninguna divinidad la quiso acoger y finalmente cayó en manos de la diosa, quien la encerró en su palacio y la atormentó de todas las maneras posibles. Hasta le hizo descender a los infiernos en busca de un frasco de agua de Juvencia que debía entregar sin abrir. La curiosidad pudo nuevamente con Psique y cuando abrió el frasco quedó sumida en un profundo sueño.

 

Mientras tanto, Eros sufría enormemente porque era incapaz de olvidar a Psique. Cuando supo que estaba sumida en un sueño mágico no lo pudo soportar más, voló hacia ella y la despertó de un flechazo; después subió al Olimpo para rogar a Zeus que le permitiese casarse con ella aunque fuese mortal.

 

Zeus se compadeció de Eros y otorgó la inmortalidad a Psique haciéndole comer ambrosía. Después apaciguó la cólera de Afrodita y ordenó el casamiento de Eros y Psique, que duraría para siempre.