Fusako Sano es una mujer japonesa que fue secuestrada a los nueve años por Nobuyuki Sato y mantenida en cautiverio durante nueve años y dos meses, desde el 13 de noviembre de 1990 hasta el 28 de enero de 2000.

La desaparición el 13 de noviembre de 1900

La tarde del 13 de noviembre del 1990, después de pasar el tiempo jugando con sus amigos, Fusako Sano se dispuso a volver a casa por su cuenta. Dado que los índices de violencia en el país nipón suelen ser escasos, que una niña de 9 años volviera a casa sola no era algo extraño. Sin embargo, Fusako no regresó. Sus padres, preocupados, se pusieron en contacto con la policía, pero los años pasaron un no dieron con su paradero.

¿Cómo ocurrieron los hechos?

Nobuyuki Sato, de 28 años, al verla caminando sola y tarde, obligó a Fusako a subir a su automóvil, donde la amenazó con matarla si no hacía todo lo que le decía. Asustada, fue llevada al segundo piso de la casa de Sato.

En la casa de Sato sólo vivían él y su madre, pero esta únicamente utilizaba la primera planta, pues la segunda (donde Sato dormía) era de difícil acceso; quedó a medio construir luego de que el mismo Sato se quejara de que los trabajadores metieran gérmenes. Ahí, mantuvo cautiva a Fusako durante los próximos nueve años y dos meses.

El tiempo de cautiverio

Durante el transcurso de los nueve años, Sato sometió a Fusako a distintas torturas. La violó, la golpeó, la maltrató psicológicamente; le daba un plato de comida al día, la obligaba a hacer sus necesidades en una bolsa porque el segundo piso no tenía baño; y cuando estaba muy aburrido la electrocutaba con una pistola eléctrica para ver cuánto soportaba. Fusako contó más tarde que fragmentó su personalidad para que fuera ella quien sintiera el dolor, sino otro “yo”. También la maniataba por las noches para que no pudiera escapar o hiciera ruido.

Nobuyuki Sato

28 de enero de 2000 y antecedentes de Nobuyuki Sato

La madre ya anciana de Sato contactó a los servicios sociales: su hijo empezó a comportarse de forma agresiva con ella, agrediéndola físicamente. La madre pidió a los trabajadores sociales que visitaran su casa, y finalmente sucedió el 28 de enero de 2000. Resultó que la puerta de su habitación no había sido cerrada con llave durante nueve años, pero Fusako había estado demasiado asustada y nunca había tratado de escapar. Además, la desnutrición y los problemas que desarrolló en sus piernas y que cortaron su movilidad tampoco se lo permitieron.

Se descubrió que Nobuyuki Sato ya había intentado secuestrar a una niña antes, pero no quedó registrado en sus antecedentes ni tuvo consecuencias por este hecho, tampoco se le tomó en cuenta durante las investigaciones nueve años atrás.

Durante el juicio la madre de Sato fue tomada como testigo y no como cómplice, pues alegó que nunca subió al segundo piso de la casa por miedo a su hijo. Tampoco se encontraron sus huellas dactilares en la habitación de Sato. Los abogados de este último alegaron problemas psicológicos y que no estaba en consciente de saber lo que hacía, pero desestimaron la alegación y Sato tuvo una sentencia de 9 años por el secuestro de Fusako. Murió en su departamento en el 2017, a los 53 años, con causa de muerte indeterminada.

Fusako Sano quedó con graves secuelas y con la mentalidad de una niña de nueve años.