Giulia Tofana fue una química profesional italiana del siglo XVII, famosa por vender veneno a mujeres que deseaban asesinar a sus esposos abusivos. Fue, además y según los rumores, la inventora del veneno conocido como Agua Tofana. Algunas versiones aluden a que heredó el producto de su madre.

Giulia vivió una infancia trágica en la que vio a su madre ser abusada constantemente por su padre, hasta que este último murió. Por su muerte, la madre de Giulia fue acusada de asesinato, muriendo también. Al crecer, Giulia contrajo matrimonio y tuvo una hija, pero su esposo falleció poco después y ella se mudó a Roma, Italia.

Para la época, una mujer viuda y con hijo que además tenía su propio y próspero negocio no era algo bien visto, pues eran pocas las que tenían oportunidad de decidir sobre su vida. Para Giulia, la muerte de su esposo, que también era un abusador, y sus conocimientos en química que aprendió de su madre y durante su crecimiento, fueron la fuente de su éxito en el mundo de la cosmetología.

Sin embargo, aunque en sus dos sucursales los productos que ofrecía en los estantes eran cosméticos femeninos, su verdadero “producto estrella” era el Aqua Tofana, un poderoso veneno. El Aqua Tofana era insípido, inodoro y transparente, así que pasaba desapercibido. Su efecto podía ser regulado por quien lo administraba, permitiéndole calcular el momento de la muerte a una semana, un mes y hasta un año, y no dejaba trazos en el cuerpo de la víctima.

Giulia vendía este veneno únicamente a mujeres que fueron obligadas a casarse con hombres abusivos que las sometían a constantes maltratos. Les daba instrucciones exactas de cómo suministrarlo y cómo actuar frente a los amigos, familiares, médicos y autoridades una vez que el esposo estuviera moribundo, así no levantarían sospechas.

Se estima que Giulia Tofana ayudó a matar a más de 600 esposos abusadores, casi todos de clase baja. Aunque hubo algunas clientas de la alta sociedad que también compraron el Aqua Tofana, como Maria Aldobrandini, esposa del duque de Cesi (que también era un abusador), sobrino del futuro Papa Inocencio XI, y con quien la obligaron a casarse a los 13 años teniendo él 31.

La red de clientes y ayudantes de Giulia era inmensa y siempre se cuidaban las espaldas. Las nuevas clientas sólo llegaban a través de recomendaciones de antiguas. Además, el Aqua Tofana no levantaba sospechas porque se vendía en un frasco de cosmética femenina, así que, aunque estuviera a la vista, los esposos no le prestaban atención y morían sin saber qué mermó su salud.

"Administrado en vino o té o algún otro líquido por el traidor halagador, [producía] un efecto apenas perceptible; el marido se ponía un poco de mal humor, se sentía débil y lánguido, tan poco indispuesto que apenas llamaría a un médico. Después de la segunda dosis de veneno, esta debilidad y languidez se hacían más pronunciadas”.

Giulia Tofana y sus clientas/red de ayudantes fueron descubiertas después que una nueva de estas confesara todo sobre el Aqua Tofana a su esposo, que la agredió severamente, y a las autoridades (que también la torturaron), luego de que se arrepintiera al último momento de matarlo.

Se dice que la fórmula de el Aqua Tofana nunca ha podido ser recreada, pues Giulia no compartió la fórmula de tan poderoso veneno.