La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) acusó este jueves a Israel de perpetrar "exterminio y actos de genocidio" contra la población palestina en la Franja de Gaza debido a la negación deliberada de acceso al agua potable. Esta situación, que según HRW ha dejado miles de muertos por deshidratación y enfermedades relacionadas, representa una de las peores crisis humanitarias en la región.

“El agua es esencial para la vida humana, pero durante más de un año, el Gobierno israelí ha negado deliberadamente a los palestinos de Gaza el mínimo que necesitan para sobrevivir”, declaró Tirana Hassan, directora ejecutiva de HRW, en un comunicado. El informe publicado por la ONG documenta la privación sistemática de acceso al agua potable necesaria para beber y lavarse, lo que ha resultado en una situación crítica de salud pública.

Según HRW, cientos de miles de personas han contraído enfermedades vinculadas a la falta de agua potable, como diarrea, hepatitis A, afecciones cutáneas y problemas respiratorios. Las consecuencias son especialmente graves para los bebés, mujeres embarazadas y lactantes. “Esto no es solo negligencia; es una política calculada de privación que ha provocado la muerte de miles”, afirmó Hassan.

Para respaldar sus afirmaciones, HRW entrevistó a 66 palestinos gazatíes, además de trabajadores sanitarios, empleados de la empresa municipal de recogida de basura (CMWU) y personal de la ONU. También analizaron imágenes satelitales, fotografías, videos y datos proporcionados por expertos en saneamiento y epidemias. Una de las principales denuncias se centra en los ataques israelíes contra infraestructuras esenciales de tratamiento de agua y saneamiento, que han agravado la crisis.

La mayor parte del agua en Gaza proviene de un acuífero contaminado por la sobreexplotación y la proximidad al mar, lo que hace indispensable el funcionamiento de plantas de tratamiento. Sin embargo, los ataques han dañado severamente estas instalaciones. Además, los estrictos controles israelíes han impedido la entrada de equipos necesarios para reparar las plantas y manejar las aguas residuales, ya que muchos de estos suministros son clasificados como de "doble uso" por las autoridades.

En un gesto aislado, Israel permitió la entrada de un camión de succión de aguas residuales en octubre, con ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja. Sin embargo, la CMWU explicó que la solicitud para este equipo se realizó mucho antes del inicio de la guerra en 2023. Desde entonces, las peticiones de maquinaria adicional, como bombas y generadores, han sido ignoradas.

HRW urgó a la comunidad internacional a intensificar la presión sobre Israel para detener estos abusos. Lama Fakih, directora de la división de Oriente Medio de HRW, destacó que las pruebas recopiladas deben servir como un mensaje claro al Gobierno israelí. No obstante, reconoció que hasta ahora la presión diplomática ha sido insuficiente.