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El pensamiento del zurdo de mierda… ¿es este el debate que México necesita?

OPINIONES

20-11-2024


IFOTO: CORTESÍA

IFOTO: CORTESÍA

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 20-11-2024 12:32:47 PDT
Actualizado: 20-11-2024 12:47:49 PDT

Desde Feeling.Mx

Recientemente, Ricardo Salinas Pliego respondió de manera incendiaria a los comentarios del escritor Paco Ignacio Taibo II, quien sugirió la expropiación de empresas privadas como las del empresario. Salinas, con su característico estilo confrontativo, desató una diatriba contra lo que él denomina “zurdos de mierda”, señalándolos como responsables del atraso, la mediocridad y los intentos de despojo en México. Más allá de las frases provocadoras, esta discusión pone sobre la mesa una cuestión importante: ¿estamos polarizando el debate al extremo en lugar de construir soluciones?

 

 


 

 

El problema de las generalizaciones

 

El calificativo de “zurdos de mierda” utilizado por Salinas, aunque claramente dirigido a Taibo y figuras como Sabina Berman, también lanza un mensaje que demoniza a un sector del pensamiento crítico e igualitario. Es cierto que las ideas radicales de expropiación despiertan preocupaciones legítimas en una economía capitalista, pero recurrir al insulto deslegitima cualquier posibilidad de diálogo.

 

Por otro lado, las ideas expresadas por Taibo II, aunque defendidas como una “justicia social”, pueden percibirse como un ataque a los principios de propiedad privada y libertad económica que han sido motores del desarrollo. Sin embargo, proponer debates desde extremos opuestos —con acusaciones y calificativos incendiarios— nos aleja de las soluciones necesarias para un país con profundas desigualdades.

 

La trampa de la polarización

 

En México, la conversación política y económica ha caído en un peligroso ciclo de polarización. Las voces críticas al actual modelo económico son rápidamente tachadas de “comunistas” o “fracasados”, mientras que las defensas al libre mercado y a la riqueza se convierten, para el otro bando, en “neoliberalismo rapaz”. Este choque ideológico perpetúa un ambiente tóxico donde el diálogo se ve sustituido por insultos y descalificaciones.

 

La pregunta de fondo debería ser: ¿cómo reducimos las desigualdades económicas sin comprometer los principios de productividad y libertad empresarial? Ni la expropiación indiscriminada ni el desprecio hacia los que buscan justicia social ofrecen una solución real.

 

¿Expropiaciones como solución?

 

La historia mexicana ofrece lecciones claras sobre los riesgos de las expropiaciones. Aunque algunas, como la nacionalización del petróleo en 1938, fueron vistas como necesarias en su contexto histórico, otras han derivado en ineficiencias, corrupción y colapsos económicos. En lugar de expropiar, el enfoque debería centrarse en generar condiciones para que más personas puedan integrarse a la economía formal, fomentar la innovación y asegurar que la riqueza se distribuya de manera más equitativa.

 

Responsabilidad del debate público

 

Como figuras públicas, tanto Salinas como Taibo tienen una responsabilidad en cómo contribuyen al debate nacional. El uso de términos ofensivos o la promoción de ideas extremas no solo alimenta divisiones, sino que también desvirtúa el propósito central: construir un México más justo, competitivo y unido.

 

En lugar de insultos, necesitamos propuestas. En lugar de polarización, necesitamos acuerdos. En lugar de expropiaciones, necesitamos reformas estructurales que impulsen la movilidad social y fortalezcan la economía. Si ambos lados dejaran de verse como enemigos irreconciliables y reconocieran que el bienestar de México depende de un balance entre justicia social y libertad económica, el país estaría mejor posicionado para enfrentar sus retos.

 

 

El desafío no está en expropiar o proteger ciegamente la riqueza, sino en crear un modelo económico en el que el éxito no sea la excepción, sino una posibilidad para todos. ¿Es mucho pedir que las discusiones públicas se enfoquen en esto en lugar de en descalificaciones?