El cáncer de cuello uterino es una enfermedad en la cual las células del cuello del útero (la parte inferior del útero que conecta con la vagina) crecen de manera anormal y descontrolada. Este tipo de cáncer está estrechamente relacionado con infecciones persistentes por ciertos tipos del Virus del Papiloma Humano (VPH), que se transmite principalmente a través del contacto sexual.

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En etapas tempranas, puede no presentar síntomas. Sin embargo, en etapas avanzadas, algunos de los síntomas incluyen:

•    Sangrado vaginal anormal (entre periodos, después de las relaciones sexuales o tras la menopausia).

•    Dolor pélvico.

•    Flujo vaginal con olor o apariencia inusual.

Prevención del cáncer de cuello uterino
La prevención es clave para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Entre las principales medidas están:

1.    Vacunación contra el VPH

o    La vacuna contra el VPH es altamente efectiva para prevenir infecciones por los tipos de VPH más asociados al cáncer de cuello uterino.

o    Se recomienda administrarla antes del inicio de la vida sexual activa, generalmente entre los 9 y 14 años, aunque también es beneficiosa en personas jóvenes y adultas.

2.    Pruebas de detección regular

o    Papanicolaou (Pap): Detecta cambios precancerosos en las células del cuello uterino.

o    Prueba de VPH: Identifica la presencia de tipos de VPH de alto riesgo.

o    Estas pruebas deben realizarse según las recomendaciones médicas, generalmente cada 3 a 5 años.

3.    Prácticas sexuales seguras

o    Usar preservativos reduce el riesgo de transmisión del VPH y otras infecciones de transmisión sexual.

4.    Evitar el consumo de tabaco

o    Fumar está relacionado con un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino, ya que afecta la capacidad del sistema inmunológico para combatir el VPH.

5.    Mantener un sistema inmunológico saludable

o    Llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio y manejar el estrés contribuyen a fortalecer las defensas del cuerpo.

Promover la información sobre esta enfermedad, el acceso a servicios de salud y la vacunación masiva son pilares fundamentales para reducir la incidencia de esta enfermedad. El diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno mejoran significativamente las tasas de supervivencia y la calidad de vida de las mujeres afectadas.