Tras semanas de intentar contactar a familiares de una joven asesinada el pasado 13 de septiembre en la colonia Sánchez Taboada, los amigos cercanos de Daniela García lograron liberar su cuerpo del Servicio Médico Forense (Semefo) para su sepultura.

Originara de Uruapan, Michoacán, Daniela era una chica trans de 26 años de edad que habría llegado a la ciudad de Tijuana tras ser desplazada por la violencia que se vive en su lugar de origen.

Cerca de su lugar de residencia, era conocida como una persona servicial, amable y cariñosamente apodada como la "muchacha altota". Sin embargo, la mañana del 14 de septiembre, fue encontrada sin vida en la vía pública con heridas de arma de fuego, en la calle Antares de la colonia Sánchez Taboada

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La Agencia Estatal de Investigación (AEI) de la Fiscalía General del Estado (FGE), en su informe oficial, identificó a Daniela como un hombre de 26 años, sin reconocer su identidad de género como mujer transgénero, a pesar de su vestimenta y atributos. 

Fue así que inmediatamente fue trasladada a Semefo para que familiares reclamarán su cuerpo, sin embargo, pasaron los días y no habrían logrado contactarlos, por lo que amigos solicitaron el apoyo de la ciudadanía a través de redes sociales para buscar la conexión.

Pasó un mes y Daniela seguía en Semefo; no fue hasta el 8 de noviembre que Eduardo Rodríguez, activista de la población LGBTTIQ+ fue notificado de la noticia y realizó las gestiones para poder liberar el cuerpo y llevar a cabo los procesos para su sepultura. 

“Al darme cuenta yo en redes sociales, hago la investigación para poder ver, por qué no daban con sus familiares y estaban anunciando enviarla a la fosa común, hasta que dimos con una amiga de ella, pudimos hacer este trámite ante la FGE donde liberaron el cuerpo”, explicó.

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Eduardo logró contactar a los familiares de Daniela. Sin embargo, debido a diferencias ideológicas, ellos no reconocieron su transición de género, desestimando la noticia y cediendo toda la responsabilidad de las gestiones a los amigos de Daniela.

“Logré contactarme con la familia y como sucede en muchos casos que no aceptan que una persona pertenezca a la comunidad LGBTTIQ+, no reconocieron a Daniela y nos dijeron que hiciéramos lo que tuviéramos que hacer, porque ellos no lo harían y no iban a venir”, indicó. 

De acuerdo al Poder Judicial de Baja California (PJBC), para la liberación del cuerpo se necesita un oficio de solicitud para la práctica de la necropsia, documento donde se ordena la entrega del cuerpo a familiares que realizan la identificación, copia de averiguación previa, acta médica de agencia correspondiente, además de otros trámites ante la Secretaría de Salud y Registro Civil para la entrega del acta de defunción. 

Gracias a los testimonios de amigos cercanos como testigos, las autoridades permitieron la liberación del cuerpo, permitiendo que fuera velada en la Funeraria Martínez, en la calle Novena de la Zona Centro, y posteriormente sepultado en el Panteón Municipal número 14.

“A mí me sirvió que había testigos cercanos a ella, que sabían y conocían a Daniela, lo que nos abrió las puertas tanto en la FGE como en la Semefo, para darnos la máxima atención”, comentó Eduardo Rodríguez. 

La noche del miércoles 12 de noviembre, tras dos meses de permanecer en las instalaciones de Semefo, Daniela García fue velada y recordada por amigos y activistas, quienes se dieron cita desde las 18:00 horas.

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Este caso, al igual que muchos otros, es un llamado a las autoridades para exigir una clasificación oportuna y precisa de los transfeminicidios en el país. En México, este tipo de delito aún no está tipificado, lo que impide un registro oficial que permita visibilizar esta violencia específica.

El Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT) ha reportado que entre 2007 y 2023 ocurrieron 709 asesinatos de personas transgénero en México, lo que equivale a un promedio de 44 al año.

Además, es fundamental agilizar los trámites para la recuperación de cuerpos por parte de amigos y personas cercanas, dado que algunos familiares discriminan a miembros de la comunidad LGBTIQ+, lo que dificulta estos procesos y aumenta el dolor para quienes desean darles un último adiós.