La neumonía es una infección en los pulmones que causa inflamación en los alveolos, pequeñas bolsas de aire donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Esta enfermedad puede ser causada por diversos microorganismos, incluyendo bacterias, virus y hongos, aunque las bacterias (como Streptococcus pneumoniae) y ciertos virus son las causas más comunes.

Cuando una persona se infecta, los microorganismos invaden el tejido pulmonar y provocan una respuesta inflamatoria. Los alveolos, que normalmente están llenos de aire, se llenan de líquido o pus, lo que impide la entrada y salida adecuada de oxígeno. Esto lleva a síntomas como dificultad para respirar, fiebre, escalofríos y tos con flema.

Esta enfermedad puede ser grave, especialmente en personas mayores, niños pequeños, y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados. La gravedad depende de varios factores: el tipo de microorganismo causante, el estado de salud previo de la persona y la rapidez con la que se recibe tratamiento. Los antibióticos suelen ser efectivos para neumonías bacterianas, mientras que los casos virales se tratan con reposo y otros cuidados paliativos, ya que no responden a antibióticos.

Es fundamental la prevención, que incluye la vacunación, el lavado frecuente de manos y el fortalecimiento del sistema inmunológico, ya que pueden reducir considerablemente el riesgo de padecer neumonía.