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Un disfraz para cada secuaz: La CNDH y otras chambas

OPINIONES

08-11-2024


Foto: Web

Foto: Web

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 08-11-2024 14:47:46 PDT

Desde Feeling.Mx

En el sector público del México mágico, en lugar de contar con profesionales competentes, en demasiados casos encontramos personas que se visten con el “disfraz” de su cargo sin realmente estar preparadas ni comprometidas para servir a la ciudadanía, mucho menos a la nación. Estos «disfraces» son otorgados más por lealtades y afinidades políticas que por méritos o capacidades, y la consecuencia ha sido una serie de funcionarios que parecen jugar a ser secretarios, directores o presidentes de organismos, mientras la realidad y las necesidades del país quedan desatendidas.

 

La administración pública de la 4T en todos los niveles de gobierno, al igual que otras antes que esta, e incluída la de AMLO pero corregida y aumentada, ha llenado puestos clave con individuos cuya única «calificación» es su cercanía ideológica con el movimiento, no su experiencia o habilidades. Les tenemos de «gobers» y alcaldes con A, con e y con O para engordar al-cal-do; en la SCJN o el senado, en la cámara de diputados o en secretarías, direcciones y delegaciones. Son personas que no poseen el conocimiento técnico o la experiencia, ni la visión estratégica para abordar los retos de sus áreas. Y en lugar de ser una excepción, esto se ha convertido en la norma. Los cargos son disfrazados por operadores sin preparación, que recurren a frases hechas y a posturas políticas en lugar de proponer soluciones reales.

 

 

Este fenómeno de disfrazar incompetencias es particularmente evidente en sectores estratégicos.

 

La educación, la salud y la seguridad están bajo la tutela de «secundarios» que, ante problemas urgentes, parecen más preocupados por mantener su disfraz y su posición, que por construir políticas y respuestas a largo plazo. Las consecuencias de esta falta de profesionalismo son palpables: los problemas se agravan y los proyectos no avanzan, mientras la ciudadanía espera respuestas y soluciones que no llegan.

 

La 4T ha buscado enarbolar la bandera de un gobierno para el pueblo, un gobierno transparente y comprometido con los mexicanos. Sin embargo, cuando las decisiones se basan en la fidelidad ciega en lugar del mérito, el resultado es un desfile de disfraces en el que los “servidores públicos” parecen más personajes de una obra de teatro político que verdaderos trabajadores al servicio de la nación. Se ha permitido, y hasta incentivado, que muchos de estos funcionarios se escondan detrás de sus disfraces, simulando capacidad y compromiso, cuando lo único que buscan es resguardar sus puestos y alinearse al discurso oficial.

 

 

Este desfile de disfraces en la administración pública es peligroso porque erosiona la confianza de la gente en sus instituciones. Cuando la ciudadanía ve que los que ostentan el poder no tienen la preparación ni la voluntad para atender sus necesidades, la distancia entre el gobierno y el pueblo se amplía. Un país no puede avanzar con funcionarios de fachada que ocupan un cargo solo por afinidades políticas o familiares. La incompetencia no solo es una pérdida de recursos, sino una verdadera traición a la patria, por la promesa de mejorar el país y atender las demandas de toda las personas.

 

Por eso hay que exigir que estos disfraces caigan y señalar a cada funcionario -con A, con E o con O- que no esté realmente preparada o preparado para el puesto al que se ha comprometido. Si la 4T desea cumplir su promesa de cambio verdadero, debe empezar por limpiar su propia casa y asegurarse de que aquellos que ostentan el poder estén ahí por sus capacidades y no solo por su lealtad.