El expresidente boliviano Evo Morales comenzó una huelga de hambre este sábado, como parte de una medida de protesta para presionar al Gobierno de Luis Arce a abrir un diálogo en torno a sus exigencias políticas y económicas. La decisión de Morales surge en medio de una creciente tensión luego de una intervención militar y policial que despejó uno de los principales bloqueos de carretera, ubicado en Parotani, en el centro del país. Este operativo resultó en la captura de 66 de sus seguidores, acusados de terrorismo.

El viernes, el Gobierno ejecutó un despliegue de fuerzas de seguridad en Parotani, donde partidarios de Morales llevaban 19 días bloqueando la vía como medida de presión. Según el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, 56 de los detenidos fueron trasladados a La Paz para enfrentar procesos legales por presunto terrorismo, en un operativo que incluyó despliegues terrestres y aéreos, y que según Morales, convirtió la carretera en un “escenario militarizado”.

Desde el Trópico de Cochabamba, su bastión político, Morales condenó la intervención gubernamental en una entrevista en la radio Kawsachun Coca. “La represión en Parotani es una provocación del Gobierno. Se trata de garantizar el libre tránsito, pero no de esta forma”, afirmó el exmandatario, quien también expresó su solidaridad con los detenidos, señalando que eran presentados como “terroristas” injustamente.

Morales aprovechó la entrevista para recordar las épocas en que, como dirigente cocalero, enfrentó políticas represivas del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, y comparó las acciones actuales del gobierno con las de esa época. Denunció además el trato recibido por sus seguidores, que, según él, fueron sometidos a largas jornadas sin alimento y trasladados a la capital en condiciones desfavorables.

A pesar de la tensión, Morales instó a sus seguidores a considerar una pausa en los bloqueos para evitar posibles enfrentamientos violentos con las fuerzas del orden. Sin embargo, sus bases optaron por mantener la medida de presión, argumentando que su líder asumía la huelga de hambre en respuesta a lo que consideran una “brutalidad gubernamental”.

Los bloqueos, que afectan rutas clave en el Trópico de Cochabamba y hacia el sur de Bolivia, cumplen ya 20 días. En contraste, la vía principal hacia el occidente fue despejada este viernes tras la intervención de las fuerzas de seguridad, en medio de choques que incluyeron gases lacrimógenos y el uso de dinamita.