El estado de Veracruz se encuentra en una situación crítica tras las intensas lluvias que han provocado inundaciones en varias regiones. Como resultado, el gobierno ha emitido una declaratoria de emergencia para atender de manera prioritaria a los municipios más afectados, entre ellos Jesús Carranza, Nanchital de Lázaro Cárdenas del Río y Texistepec.

Con esta medida, se han activado los recursos del Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales para proporcionar apoyo inmediato a las zonas afectadas. Las autoridades estatales y federales han desplegado equipos de Protección Civil y cuerpos de emergencia para asistir a las comunidades que sufren las consecuencias de las intensas precipitaciones.

El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, confirmó que al menos 12 municipios han sido severamente afectados por lo que describió como una “precipitación pluvial atípica e inundaciones”. Entre las zonas más dañadas se encuentran áreas urbanas como Coatzacoalcos y Minatitlán, donde el desbordamiento de ríos y arroyos ha anegado calles y viviendas.

Uno de los municipios más impactados es Coatzacoalcos, donde más de 5,500 viviendas han sufrido daños significativos debido a las inundaciones, según informó el alcalde Amado Cruz Malpica. Las lluvias, derivadas de la onda tropical Once-E, han dejado a numerosas familias sin hogar, mientras las autoridades locales trabajan en la evaluación de los daños y la distribución de suministros de emergencia.

Por su parte, en Minatitlán, las calles se encuentran completamente inundadas, lo que ha generado caos en el tránsito y ha alterado la vida cotidiana de los residentes. Las imágenes de casas sumergidas y vehículos varados se han vuelto comunes en redes sociales, mientras la población busca refugio en zonas más seguras.

Las autoridades veracruzanas han solicitado el apoyo de la Federación para atender las necesidades inmediatas de la población afectada. Los esfuerzos de rescate y evacuación continúan, mientras Protección Civil y otras agencias gubernamentales monitorean las condiciones climáticas y mantienen activos los operativos de ayuda humanitaria.

Además de la asistencia física, el gobierno está trabajando en la gestión de recursos para la recuperación a largo plazo de las comunidades devastadas. Los daños en infraestructura y las pérdidas materiales son aún incalculables, pero las autoridades han asegurado que no escatimarán esfuerzos para restablecer la normalidad en las áreas afectadas.