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Sobriedad, Investidura y el Poder del Lenguaje Corporal en la Presidenta Sheinbaum

OPINIONES

02-10-2024


Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 02-10-2024 18:13:44 PDT

Desde Feeling Mx

La presidencia de un país no solo se manifiesta en decisiones políticas y programas de gobierno; también se refleja en la imagen pública y en cómo se proyecta la autoridad. La reciente imagen de Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, inclinándose para recibir un saludo de mano y ella correspondiendo con un beso en la mano de su interlocutor -el Senador Manuel Velasco Coello- en su ceremonia de investidura presidencial, ha provocado reflexiones sobre la necesidad de proyectar mayor poder y autoridad en su lenguaje corporal.

El beso en la mano, de la Presidenta al Senador.

El momento capturado en la fotografía es, sin duda, de importancia histórica. Sin embargo, este tipo de gestos, donde la presidenta parece asumir una postura más humilde que poderosa, puede enviar señales contradictorias sobre su papel como líder. La banda presidencial que porta es el símbolo máximo de su autoridad, y con ello, debería venir un comportamiento que exprese mayor dominio de su nuevo rol.

 

La investidura presidencial no es únicamente un mandato político; es un acto simbólico que representa la unión entre la soberanía y el poder. La imagen pública de un presidente o presidenta tiene que ser congruente con ese poder. Gestos como el inclinarse en exceso o una disposición corporal que no denote firmeza pueden dar la impresión de una falta de control o autoridad en momentos clave, y de que ande besando manos ni hablar. Es especialmente relevante para una figura como Sheinbaum cuidar el lenguaje corporal, quien carga sobre sus hombros la responsabilidad de ser la primera mujer en ocupar el cargo en México.

 

Esto no significa que deba adoptar una postura rígida o distanciada, pero sí que debe encontrar el equilibrio entre accesibilidad y firmeza, entre empatía y autoridad. Sheinbaum ya ha demostrado, durante su tiempo como jefa de gobierno de la Ciudad de México, que puede conectar con la gente de manera efectiva, pero ahora necesita transmitir un liderazgo que inspire respeto no solo por sus políticas, sino también por su presencia. El lenguaje corporal, en este sentido, es fundamental.

 

El reto para Sheinbaum en este sexenio será mostrar al mundo, y a nuestro país, que puede gobernar con firmeza y autoridad sin perder la cercanía con la gente. Sin embargo, para ello es importante que su imagen pública, su etiqueta y sus gestos estén alineados con la investidura que representa: una presidenta que sabe ejercer el poder y, al mismo tiempo, mantiene la sensibilidad para escuchar a los demás.

 

Claudia Sheinbaum tiene frente a sí una oportunidad única de redefinir el liderazgo en México. Sin embargo, para consolidar su presidencia, debe ajustarse a la magnitud de su nuevo rol, recordando siempre que la sobriedad y la autoridad son inseparables de la investidura presidencial.