Hoy, Desde Feeling Mx, queremos usar dos recursos literarios; en un editorial le vamos a hacer al cuento, aunque también, finalmente, es una reflexión.

Un médico de la tercera edad, que estaba marginado tras haberse radicalizado contra el sistema, decidió abrir un consultorio.

Puso un letrero en la parte de afuera del consultorio que decía: “Obtén tu tratamiento por 500 pesos y si no te curas recibirás 1000 pesos a cambio.»

En el mismo barrio estaba un joven médico que pensó: – «Ese viejito está atrasado en la medicina», por lo que decidió ganarse los 1000 pesos de recompensa y fue a visitarlo.

Esto es lo que sucedió:

El jóven médico le dice: – “Doctor, he perdido el gusto, mi boca no identifica sabores. ¿Podría ayudarme?”.

El viejo Dr dice en voz alta: – “Enfermera, traiga la medicina de la caja 22 y le pone tres gotitas en la boca al paciente”. La enfermera cumple la orden, y entonces el joven médico dice.: – “¡Puaj! ¡Esto es orina!”.

Y el anciano Dr responde: – “¡¡¡Le felicito!!! Ha recuperado el gusto. Son 500 pesos”.

El joven médico se retiró muy enojado por el truco del anciano colega y decidió volver días después para recuperar su dinero. El jovencito le dice al viejo: – “He perdido mi memoria. No recuerdo nada”. A lo que el Dr. estafador le contesta: – “Enfermera, traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del paciente”. El joven médico, casi gritando le interpela: – “¡No lo haga! ¡Eso es orina!”. Y el anciano mañoso le contesta: – “¡Le felicito! Veo que ha recuperado su memoria. ¡Son 500 pesos!”.

Nuevamente el medico novato se fue enfadado de la consulta del viejo astuto, habiendo perdido mil pesos, pero era tan terco que decidió volver una semana después para recuperar todo su dinero. El muchacho le dice: – “Mi vista se ha tornado muy débil. ¡Con suerte puedo ver un poco!” El viejo Doctor responde: – “Lo siento, para eso no tengo ninguna medicina. Aquí tiene sus 1000 pesos”, y le entrega un billete de 10 pesos. Entonces el chamacón le dice casi a gritos: – “¡Esto son sólo 10 pesos!” Y el viejo tramposo le contesta al tiempo que arrebata el billete de sus manos: – ¡Le felicito! Ha recuperado su vista. ¡Son 500 pesos!”.

Este cuento chistoso de origen desconocido, aunque largo y elaborado como el sexenio que está por terminar, pero menos divertido, cobra aún más relevancia cuando lo conectamos con la figura del presidente, con su manejo de la política y la manipulación que hace de la sociedad. Como el viejo doctor marginado en la historia, desde su poder ha utilizado la vasta experiencia en la política para manipular y engañar a los ciudadanos, prometiendo soluciones fáciles a problemas complejos y presentándose como el salvador milagroso del pueblo. Sin embargo, al igual que el anciano, muchas de estas promesas resultan ser engaños envueltos en astucia. ¡Una estafa!

Desde el inicio de su administración, el presidente ha prometido una transformación profunda del país, asegurando que su gobierno estaría libre de corrupción y que se pondría fin a los abusos del pasado. No obstante, en lugar de cumplir con estas promesas, ha aprovechado la confianza de los electores para consolidar sus abusos futuros, manipulando las instituciones y tomando decisiones que han erosionado la democracia y la confianza pública.

La eliminación de organismos autónomos, la manipulación de las narrativas oficiales, y las tácticas populistas para mantener el apoyo ciudadano son ejemplos claros de cómo, el presidente más popular, ha utilizado su «sabiduría» política no para el beneficio del país, sino para asegurar su control y perpetuar su proyecto político. Ha logrado vender a los mexicanos la idea de que todo está bajo control y que su gobierno es la única alternativa viable, cuando en realidad, muchos de sus actos están dirigidos a socavar la pluralidad y la libertad democrática.

En este sentido, el presidente más poderoso de los últimos tiempos ha hecho lo mismo que el viejo mañoso de nuestra jocosa historia: ha utilizado su astucia y la manipulación para engañar a los ciudadanos, dejándolos con menos de lo que tenían al principio. Aunque muchos lo celebran igual que en el cuento anterior y, algunos pensaran en celebrarlo con una vieja moraleja: «Más sabe el diablo por diablo, que por viejo…» Seguro que las palabras están cambiadas; pero la idea es esa.

«A considerar», como decía un viejo amigo que ya está durmiendo el sueño eterno.

Finalmente, una reflexión: la experiencia y el conocimiento son grandes poderes que deben ser usados con ética y responsabilidad, no como herramientas para perpetuar un absurdo proyecto a costa del bienestar del pueblo. Los electores mexicanos merecen algo más que trucos y manipulaciones; merecen un liderazgo genuino, comprometido con la verdad; verdaderamente comprometido con el bien común, de cara al futuro.

La historia juzgará a quienes, como este presidente, usaron su «sabiduría» no para servir, sino para servirse, engañar y dividir.