En Baja California Sur, se han registrado siete casos confirmados de viruela símica o Mpox en un periodo de poco más de dos años y medio, reveló Zazil Flores Aldape, titular de la Secretaría de Salud del Estado. La viruela símica, que ha sido declarada emergencia sanitaria mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sigue siendo un tema de preocupación para las autoridades de salud locales, que han estado vigilando de cerca el brote desde que la alerta sanitaria fue emitida en 2022.

Flores Aldape informó que desde el inicio de la alerta en 2022, se han identificado 39 casos probables en el estado, de los cuales tres fueron confirmados. El año 2023 mostró un ligero aumento con 14 casos sospechosos y tres confirmados. En lo que va del año 2024, se han reportado 11 casos sospechosos, de los cuales solo uno ha sido confirmado recientemente, en un paciente de 26 años en Los Cabos. Además, un nuevo caso probable está siendo analizado por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INdRE), mientras el paciente permanece en aislamiento.

La cepa detectada en Baja California Sur pertenece al Clado 2-B, conocido por causar síntomas relativamente leves. No obstante, la situación internacional añade una capa de preocupación, ya que en África se ha identificado una nueva variante, el Clado 1-B, que ha demostrado ser más agresiva. Esta variante ha contribuido a un significativo aumento de casos en la región, con más de 14 mil 500 infecciones y más de 450 muertes entre principios de 2024 y finales de julio, según los Centros de Control y Prevención de África.

Las autoridades de salud local han instado a la población a estar alerta ante los síntomas de la enfermedad, que incluyen fiebre, dolor de cabeza y cuerpo, seguidos por un brote de ronchas en la piel que puede durar de dos a cuatro semanas. El contagio se produce a través del contacto directo con las lesiones, relaciones sexuales, ropa contaminada y gotitas respiratorias. Por ello, se recomienda mantener las medidas de prevención, como el uso del cubreboca y el distanciamiento social, para minimizar el riesgo de transmisión.