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Lo urgente era una reforma política para salvar la democracia en México

OPINIONES

28-08-2024


Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 28-08-2024 13:46:52 PDT

Desde Feeling Mx


La reciente discusión sobre la reforma al poder judicial ha desviado la atención de un tema mucho más importante para el futuro de México: la necesidad de una reforma política centrada en la ética y la civilidad.


Es evidente que si no se mejora la calidad de nuestros políticos, no podremos aspirar a un gobierno que verdaderamente sirva al pueblo.


¿Cómo decía José Sabino Herrera antes de saltar del PRD a Morena? «Estoy cansado de los políticos chapulines». Lo irónico es que, al final, él mismo se convirtió en uno.

 


Hoy, Desde Feeling Mx, entendemos que los mexicanos que votaron por José Sabino Herrera y Araceli Saucedo Reyes, senadores electos por el PRD de Tabasco y Michoacán, respectivamente, no lo hicieron para que se vendieran al partido en el poder. Estos actos de traición no solo dañan la confianza de los ciudadanos en sus representantes, sino que también minan las bases de nuestra democracia. La historia juzgará a estos políticos por su servilismo y por ser parte del ataque sistemático a las instituciones que, con todas sus fallas, siguen siendo el pilar de nuestra vida democrática. Aunque está en sus manos; las peores manos, en el peor momento.

 


La ética y la civilidad no son valores negociables. Son la base sobre la cual se construye una sociedad justa y equitativa. Urge una reforma política que no solo se enfoque en la estructura del poder, sino en los principios que deben guiar a quienes lo ejercen. Solo con políticos íntegros y comprometidos con el bien común, podremos aspirar a un gobierno que verdaderamente represente los intereses del pueblo. Y cuando haya un mejor gobierno, habrá una mejor ciudadanía.


La traición de políticos como Herrera y Saucedo es un recordatorio doloroso de la fragilidad de nuestra democracia. Pero también debe ser un llamado a la acción. Los mexicanos merecemos líderes que no solo busquen su beneficio personal, sino que estén dispuestos a defender los valores y principios que sostienen a nuestra nación.


La reforma que México necesita no puede esperar más. Es hora de que la ética y la civilidad regresen al centro de la vida política del país. Solo así podremos reconstruir la confianza en nuestras instituciones y asegurar un futuro más justo para todos.


Ética y civilidad son conceptos fundamentales que guían el comportamiento y las interacciones humanas en una sociedad.
La reciente decisión de José Sabino Herrera y Araceli Saucedo Reyes de abandonar el PRD para unirse a Morena no solo es un reflejo de oportunismo político, sino también una muestra clara de la falta de ética y civilidad que lamentablemente caracteriza a muchos de nuestros políticos actuales.


Estos actos de «chapulineo» no solo traicionan la confianza de quienes les dieron su voto, sino que también socavan la integridad del sistema democrático. La ética, que debería guiar las decisiones y acciones de quienes ostentan un cargo público, se ve completamente ausente en este tipo de maniobras. Cambiar de partido por conveniencia, y no por convicción, es una señal de que los principios han sido sustituidos por intereses personales.


Por otro lado, la civilidad, entendida como el respeto por las normas de convivencia y el bienestar común, brilla por su ausencia. Cuando los políticos anteponen sus ambiciones personales al bien colectivo, están faltando al respeto no solo a sus votantes, sino a toda la ciudadanía que depende de ellos para una gobernanza justa y efectiva.


Lo que han hecho José Sabino Herrera y Araceli Saucedo Reyes los pinta de cuerpo entero: son representantes de una política que carece de ética y de civilidad, y su traición será recordada como un acto que atenta contra la democracia y la confianza pública. Es un recordatorio urgente de la necesidad de una reforma política que ponga en el centro la ética y la civilidad, para que tengamos líderes que realmente sirvan al pueblo y no a sus propios intereses.