En el marco de la Feria de Tijuana 2024, el equipo de Baja News tuvo la oportunidad de entrevistar a los Voladores de Papantla, quienes, año tras año, se presentan para compartir y preservar esta antigua tradición que forma parte esencial de la cultura totonaca.

Ramón Sánchez Olarde, uno de los valientes voladores, compartió su experiencia personal y cómo varía según la edad en la que cada uno comienza a practicar este rito. 

"Yo llevo ya unos 13, 14 años en la danza y va variando, la edad de uno. Los años que llevan", mencionó, destacando que la práctica y la experiencia adquirida a lo largo del tiempo son fundamentales para dominar este arte.

El origen de esta danza ancestral proviene de Papantla, Veracruz, y tiene profundas raíces en la región de Totonacapan. Ramón explicó que el miedo a las alturas se disipa desde temprana edad gracias a un riguroso entrenamiento en una escuela especializada, donde los jóvenes aprenden a escalar, amarrarse, y descender con seguridad. Este proceso de aprendizaje es gradual, permitiendo que las alturas aumenten conforme los participantes ganan experiencia.

En su lugar de origen, el poste utilizado en el ritual tiene una altura de 30 metros, reservado para aquellos voladores con mayor experiencia. En cambio, el poste en la Feria de Tijuana tiene 15 metros de altura, ideal para que niños de tan solo 7 u 8 años, que ya cuentan con la experiencia necesaria y han superado el miedo, puedan participar. A medida que avanzan en su formación, pueden llegar a escalar hasta los 30 metros.

El origen de la danza 

Es un rito ceremonial ancestral que nació en Totonacapan, Veracruz. Este ritual tiene un significado profundo en la cosmovisión totonaca, remontándose a tiempos prehispánicos. Según la leyenda, la danza se originó como una ofrenda a los dioses para solicitar la lluvia durante una gran sequía. Cinco jóvenes fueron elegidos para trepar un alto tronco, con uno de ellos quedándose en la cima para tocar el tambor y la flauta, mientras los otros cuatro se lanzaban al vacío en una representación del vuelo de los pájaros. Este acto fue una plegaria que, según la creencia, fue escuchada por los dioses, quienes enviaron la lluvia necesaria para salvar las cosechas.

El rito se realiza en un mástil de aproximadamente 30 metros de altura, donde cinco participantes, uno de ellos llamado "caporal", tocan música en la cima mientras los otros cuatro, atados por los tobillos, descienden en espiral alrededor del poste, representando el ciclo de la vida y la fertilidad de la tierra. Este rito, que sigue vivo gracias a la transmisión generacional, ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2009.

No te pierdas a los Voladores de Papantla en la Feria de Tijuana, donde estarán presentes hasta la culminación de este emblemático evento, ofreciendo una experiencia única que conecta a los espectadores con la rica herencia cultural de México.