Se acerca nuevamente el Día de San Patricio, o Saint Patrick’s Day en inglés, el momento más verde del año. Esta festividad, que ha trascendido fronteras, se ha convertido en sinónimo de amuletos de la suerte, tréboles, cerveza y una explosión de color verde en las calles. Sin embargo, ¿cuál es el verdadero trasfondo de esta celebración y por qué se conmemora?

Cada 17 de marzo, tanto en Estados Unidos como en diversas partes del mundo, las ciudades se pintan de esmeralda para honrar a San Patricio, el santo patrón de Irlanda. Pero, ¿cuál es el origen de esta tradición? La historia nos lleva hasta 1631, cuando la Iglesia estableció una festividad en honor a San Patricio, cuya identidad real sigue siendo en gran medida un misterio.

Fue en Estados Unidos donde la festividad adquirió su carácter más lúdico y secular, transformándose en una celebración para honrar la herencia irlandesa. Ciudades con una gran población de inmigrantes irlandeses, como Boston y Nueva York, fueron pioneras en la organización de desfiles y eventos festivos.

Boston celebró el primer desfile del Día de San Patricio en 1737, seguido por Nueva York en 1762. Sin embargo, no fue hasta 1798, durante la rebelión irlandesa, que el color verde se asoció oficialmente con la festividad, reemplazando al azul que previamente había sido el color vinculado a San Patricio.

La adopción del verde como símbolo de la festividad se debió en parte a la rivalidad con los británicos, quienes vestían de rojo. Durante la rebelión, los irlandeses optaron por el verde como muestra de identidad y resistencia, consolidando así su significado en la historia del país.

Hoy en día, tanto irlandeses como no irlandeses participan en las festividades, vistiendo prendas verdes o portando tréboles, el símbolo nacional de Irlanda. Algunas ciudades, como Chicago, incluso tiñen sus ríos de verde en honor a la ocasión.

La comida y la bebida también son elementos clave de la celebración, con platos como la carne en conserva y el repollo, así como la cerveza, que se asocian tradicionalmente con el Día de San Patricio.

Aunque algunas de estas prácticas fueron adoptadas por los propios irlandeses, en su mayoría son utilizadas como un atractivo turístico.

El Día de San Patricio es mucho más que una celebración festiva; es un tributo a la identidad y la historia de Irlanda, así como una ocasión para que personas de todas partes del mundo se unan en una fiesta de camaradería y diversión.