Los camellos tienen jorobas principalmente como adaptación para sobrevivir en entornos desérticos. Estas jorobas están compuestas principalmente de tejido adiposo, no de agua como comúnmente se cree.

La función principal de las jorobas es almacenar grasa, que actúa como una reserva de energía que el camello puede utilizar cuando no puede encontrar comida.

 Esta grasa puede ser metabolizada para proporcionar energía y agua al camello durante períodos prolongados de tiempo cuando el alimento y el agua son escasos en el desierto.

Además, las jorobas también ayudan a los camellos a regular su temperatura corporal. Durante el día, cuando la temperatura del desierto es alta, la grasa almacenada en las jorobas actúa como un aislante térmico, manteniendo al camello fresco al liberar calor lentamente. Durante la noche, cuando las temperaturas pueden caer drásticamente, la grasa actúa como fuente de calor para mantener al camello caliente.

Las jorobas de los camellos son una adaptación evolutiva clave que les permite sobrevivir en los rigores del desierto al proporcionar al macenamiento de energía y ayuda en la regulación térmica.

¿Antes los camellos tenían joroba?

Los camellos primitivos, ancestros de los camellos modernos, carecían de las características que vemos hoy en día. Evolucionaron hace unos 45 millones de años en Norteamérica, siendo más similares a ciervos o llamas. 

La evolución de las jorobas en los camellos modernos está vinculada a su adaptación a entornos desérticos. Al migrar a regiones como el norte de África y Asia Central, donde los recursos son escasos, desarrollaron jorobas como reserva de grasa para sobrevivir en condiciones de escasez de agua y alimentos. Las jorobas son una adaptación evolutiva clave para enfrentar las presiones ambientales específicas de los desiertos.