Fernando, un exmilitar que sirvió en las fuerzas armadas de México bajo la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ha decidido romper el silencio y compartir sus experiencias relacionadas con métodos de tortura que sufrió como parte de su entrenamiento y formación en la Brigada de Fusileros Paracaidistas.

El hombre, quien se enlistó en el ejército entre 2014 y 2017, expuso cómo y por qué los altos mandos y soldados empleaban estos castigos, conocidos con nombres como 'la Chabela', 'la posición de perrito' y 'posición de mortero', como parte de la rutina de entrenamiento.

Las sanciones se imponían por diversas faltas, como llegar tarde, tener el uniforme sucio, no mantenerlo bien pulido, adoptar una postura inadecuada o mostrar actitudes negativas, entre otras. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la tortura constituye una violación de los derechos humanos debido al sufrimiento físico o mental que inflige a una persona.

Con determinación, Fernando describió la manera en que los comandantes y altos mandos aplicaban estos "correctivos" a los cadetes, algunos de los cuales tenían nombres bastante particulares.

Los Castigos en Detalle:

1. La Chabela: Este método involucraba encender fragmentos de granadas de gas lacrimógeno, generando humo que afectaba el cuerpo y los ojos. Fernando compartió sus experiencias, recordando cómo eran mojados, encerrados y expuestos al humo de la Chabela, un acto doloroso que les hacía llorar.

2. Posición de Perrito: En este castigo, los cadetes tenían que adoptar una posición arqueada, boca arriba y con las manos atadas detrás de la espalda, para luego recibir golpes con una tabla. Fernando expresó lo incómodo y doloroso que resultaba mantener el abdomen tenso durante esta prueba.

3. Posición de Mortero: Esta forma de castigo era ampliamente conocida entre los militares. Consistía en apoyar todo el peso del cuerpo sobre la cabeza en una posición similar a la de un mortero, con las manos en la espalda y la cadera alzada. Luego, los cadetes eran golpeados con una tabla con agujeros para que el golpe fuera más fuerte.

También compartió una experiencia particular durante su periodo de iniciación en la escuela militar, donde fue sometido a "novatadas". Como nuevo recluta, tuvo que regar un pequeño jardín de apenas cuatro metros cuadrados utilizando únicamente la tapa de una botella de refresco llena de agua. Este arduo trabajo se prolongó desde la tarde hasta altas horas de la madrugada, y luego tuvo que secar el pasto rodando sobre él con su uniforme.

A pesar de reconocer que estas prácticas constituyen una violación de los derechos humanos, Fernando argumentó que forman parte del aprendizaje y la rutina militar, ya que deben aprender a resistir situaciones extremas debido a su labor en enfrentamientos armados contra la delincuencia organizada en estados como Guerrero, Tamaulipas, Jalisco y Michoacán.