Investigadores revelaron que la relación milenaria entre los gatos y los seres humanos tiene un impacto más profundo en la anatomía felina de lo que se creía anteriormente. Históricamente, los gatos han sido compañeros de la especie humana, acompañándonos en la cotidianidad. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que la domesticación influyó en más que solo el comportamiento de estos felinos.

El estudio, que comparó el tamaño de los cráneos de gatos europeos en estado salvaje con los de gatos domésticos (Felis catus), reveló una reducción en el tamaño del cerebro de los gatos domesticados. Esta disminución podría indicar una de las consecuencias de la larga convivencia entre humanos y gatos. Además, el análisis genético refuerza la idea de que los gatos actuales descienden de los gatos monteses europeos (Felis silvestris) y africanos (Felis lybica), siendo este último el ancestro más cercano.

El estudio también identificó híbridos con tamaños craneales intermedios entre gatos salvajes y domésticos. Esto refuerza la teoría de que la domesticación es la principal causa detrás de estos cambios anatómicos. Aunque estudios similares se realizaron desde la década de 1960 en animales como ovejas, perros y conejos, este último análisis respalda la noción de que las especies relacionadas con los seres humanos experimentan transformaciones físicas a lo largo del tiempo.

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Los investigadores especulan que la disminución en la producción de células de la cresta neural relacionadas con el miedo podría haber influido en la reducción del tamaño cerebral en gatos domésticos. A pesar de que se creía que los cambios en el paladar también estaban relacionados, los datos analizados no respaldan esta idea. La teoría de una semi-domesticación es refutada por los científicos, quienes afirman que los gatos toman la decisión de coexistir con los humanos por conveniencia, a diferencia de los perros, que han experimentado cambios anatómicos más profundos debido a su mayor dependencia de los humanos.

En última instancia, los investigadores concluyen que se requieren más estudios en diversas especies para comprender plenamente cómo la convivencia con los humanos ha afectado la anatomía de los gatos y otras criaturas. Estos hallazgos subrayan la complejidad de la interacción entre humanos y animales a lo largo de la historia.

Con información de Es de Ciencia.