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Capítulo VII de Aventuras de un cubano en México

OPINIONES

08-05-2023


Capítulo VII de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Capítulo VII de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 08-05-2023 09:52:18 PDT

Su aire es tan puro que se siente como si se renovara la energía de los pulmones

Tuvimos nuestra ansiada Luna de Miel en uno de los mejores hoteles de Varadero, una de las playas más espectaculares del mundo, según la opinión tanto de especialistas como de turistas experimentados. 

 

Cuando uno se adentra en sus límpidas aguas, de un azul transparente, puede caminar más de cien metros y el mar solo le llega a la altura de las rodillas. Su aire es tan puro que se siente como si se renovara la energía de los pulmones, aunque hay cosas que constituyen como una especie de ganancia secundaria. Hablo de la exquisita comida que se divide en dos partes: la internacional y la puramente criolla, entre ellas una paella espectacular, en una fórmula muy mejorada de la introducida por nuestros ancestros españoles. Se servía en una especie de cantina al aire libre, y a pesar de eso, quemaba las lenguas de los aficionados a la comida del patio como nosotros, ansiosos de platos conocidos que hechos en nuestras casas, costarían una fortuna e improbablemente superaran aquellas. 

 

De esa luna de miel guardamos además en el recuerdo, primero que todo, la presencia de mi hijo de quien estuve separado durante ocho años que me parecieron interminables, acompañado de la familia que había formado en tierras mejicanas; en segundo lugar, el disfrute de nuestra mutua compañía; y en tercero, un regalo que me hizo mi hijo y que me emocionó mucho porque tiene que ver con mi pasión por el cine: un cuadro al óleo de la escena final de Luces de la ciudad, donde Chaplin acepta con timidez una flor de su amada ciega.

 

La única mancha en esta luna de felicidad, se debió al exceso de celo de algunos miembros del servicio cubano. Mi hijo es residente norteamericano y tanto él como su familia quisieron ir a visitar el delfinario. Pues resultó que no se le permite a  ningún cubano ir a ese lugar, en su propia tierra, por temor al desvío de una lancha y en este caso por la posibilidad de que mi hijo se fuera ilegal hacia Estados Unidos, donde ya reside desde hace catorce años. Una decisión como esta haría las delicias de Eugene Ionesco que es el padre del absurdo. Como se dice en Cuba, ni al que asó la manteca se le ocurriría una cosa semejante.

 

Pero como se dice que en todas partes se cuecen habas, tiempo después teníamos una reservación ya pagada por la aerolínea panameña Copa para regresar de La Habana a Ciudad México y el gobierno de Panamá emitió una resolución –especial para cubanos-, exigiendo una visa de tránsito para que los ciudadanos de mi país no se fueran a quedar y seguir viaje ilegalmente hacia México. En ese momento ya éramos residentes aquí y el colmo del absurdo sería que nos quedáramos en Panamá para venir caminando a México, donde ya residíamos. Esa ilógica decisión, nos costó setecientos cuarenta dólares, porque perdimos el viaje.

 

Pero bueno, al fin y al cabo tuvimos nuestra luna de miel y fuimos felices a pesar de todo. Desde el primer día me intoxiqué, un médico del lugar opinó que era culpa de los traicioneros pero deliciosos camarones, todos los días me inyectaba una Benadrilina y le declaré una guerra a muerte a los camarones. Los seguí comiendo todos los días y todos los días iba a inyectarme heroicamente. Los castigué de lo lindo y no pudieron conmigo.

 

Unos meses después se liquidó la herencia de mi padre, que consistía en la venta de la casa donde nos habíamos criado, y ese poco de dinero decidimos invertirlo para venir a conocer México.