La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 800,000 personas mueren por suicidio cada año en todo el mundo. Los países asiáticos tienen las tasas más altas de suicidio, lo que se ha convertido en una preocupación para los expertos en salud mental. En Asia, la tasa de suicidio es del 45%, siendo los jóvenes y los ancianos los más afectados.

La cultura y los valores asiáticos pueden ser factores que contribuyen a la tasa de suicidio en la región. En muchos países asiáticos, el honor y la vergüenza son muy valorados, y el fracaso puede ser percibido como una gran vergüenza. Además, la presión social para tener éxito puede ser abrumadora, especialmente en países como Corea del Sur y Japón, donde la competencia académica y laboral es feroz.

En Japón, la tasa de suicidio ha sido alta durante décadas. La tasa de suicidio entre los jóvenes ha sido particularmente alarmante. En 2019, Japón experimentó el mayor número de suicidios entre estudiantes de secundaria en tres décadas. La falta de apoyo emocional y el estrés académico son dos factores que se han identificado como causas del alto índice de suicidio entre los jóvenes.

En Corea del Sur, la tasa de suicidio es la más alta entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La presión social y la competencia feroz para obtener puestos de trabajo y oportunidades educativas son factores que contribuyen a la tasa de suicidio en el país.

China también ha experimentado una tasa de suicidio alta en el pasado, aunque las cifras han disminuido en los últimos años. La presión social y la falta de apoyo emocional son dos factores que han contribuido a la alta tasa de suicidio en el país. Además, el estigma social asociado con los problemas de salud mental ha impedido que muchas personas busquen ayuda.

Los expertos en salud mental en Asia están trabajando para abordar la tasa de suicidio en la región. La educación sobre la salud mental y el apoyo emocional son herramientas importantes para prevenir el suicidio. Las iniciativas para reducir la presión social y mejorar la accesibilidad a la atención de salud mental también son importantes para reducir la tasa de suicidio en la región.