La evidencia que se mostró en el juicio concluye que ellos lo torturaron hasta quitarle la vida en su casa en Lancaster, California, en 2018. Los fiscales señalaron que el menor murió de una combinación de cosas: deshidratación severa, inanición, dos semanas de tortura, no haber sido llevado al hospital y un traumatismo contundente en la cabeza.

Una jueza del condado de Los Ángeles sentenció a cadena perpetua a una mujer y su esposo por el asesinato y tortura de su hijo de 10 años, Anthony Avalos, en 2018.

La jueza de la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, George G. Lomeli, dictaminó que la madre del niño, Heather Maxine Barron, de 31 años, y su padrastro, Kareem Ernesto Leiva, de 35 años, deberán pasar el resto de sus vidas en prisión sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato y tortura del niño.

En su sentencia, la jueza Lomeli calificó el crimen como "el peor abuso infantil" que ha visto en su carrera y señaló que el niño fue sometido a un "infierno de abuso".

Según los fiscales, la pareja torturó y abusó física y mentalmente del niño durante meses antes de su muerte en junio de 2018. Los fiscales también afirmaron que la pareja mantuvo a Anthony aislado, lo privaron de alimentos y lo golpearon con un cinturón y una manguera.

La muerte de Anthony generó indignación y llevó a las autoridades a tomar medidas para mejorar la protección de los niños en el sistema de bienestar infantil del condado. La madre y el padrastro del niño enfrentaron cargos por asesinato en primer grado, tortura y abuso infantil.

El Departamento de Niños y Familias del Condado de Los Ángeles enfrentó críticas por la forma en que manejó el caso de Anthony, ya que el niño había sido reportado anteriormente como víctima de abuso, pero las autoridades no tomaron medidas para protegerlo.

El padre biológico de Anthony, Victor Avalos, se presentó en la corte para la sentencia y dijo que estaba "agradecido" por la decisión de la jueza. "Nunca volveré a ver a mi hijo, nunca volveré a hablar con él. No puedo volver a abrazarlo", dijo.

El infierno de Anthony

En la residencia de Anthony, los paramédicos llegaron llorando ante el juez para declarar lo que habían presenciado. El bombero Ronald Watts testificó: "Tenía los ojos hundidos, se podían contar sus costillas, sus rodillas tenían llagas, parecía muerto". El niño no tenía pulso ni respiraba, tenía quemaduras de cigarrillos, múltiples lesiones y estaba extremadamente demacrado, parecía un paciente con cáncer.

El niño fue trasladado urgentemente al hospital, donde los médicos lograron reanimarlo, pero más tarde murió en el UCLA Mattel Children's Hospital. Para la Fiscalía, las vidas de Anthony y sus hermanos se volvieron tormentosas cuando Leiva se mudó a su casa. Leiva solía hacer que los niños se enfrentaran a puñetazos y obligaba a los demás a mirar. A menudo se ensañaba con Anthony, y sus familiares creen que él prefería que le pegaran a él para evitar que sus hermanos sufrieran.

Dos medios hermanos de Anthony, ahora adolescentes, comparecieron ante la corte esta semana para describir el calvario que sufrió el niño. Destiny, de 13 años, afirmó que él también había sufrido una serie de castigos la noche anterior a que su madre llamara al 911. Dijo que Leiva lo levantó y lo dejó caer varias veces, causándole daño cerebral.

Rafael, de 12 años, afirmó que el infierno de su hermano era peor, y que su madre no hizo nada para protegerlo. Ahora están bajo el cuidado de su tía y abuela. El fiscal Hatami dijo en el tribunal que Anthony murió de una combinación de cosas, incluyendo deshidratación severa, inanición, dos semanas de tortura, no haber sido llevado al hospital y un traumatismo contundente en la cabeza.

Kareem Ernesto Leiva, el novio de la madre de Anthony, ha sido identificado como un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13). Su hermano, alias 'Gato', es uno de los líderes de la banda en Los Ángeles.